"...y siempre en el sepulcro estaré ardiendo".
Francisco de Quevedo.
Mal enmascaran desnudez los años
y al roto armiño sin cesar cayendo,
pero, a despecho, yo te estoy queriendo
con asombro de propios y de extraños.
Ya ni cuento el dolor, los desengaños
acaban pronto por partir huyendo,
que de tal suerte voy entretejiendo
la red estoica de mis muchos daños.
Más profesión de fe que de esperanza,
a no mudar atada la costumbre,
esta pira ni mengua ni se enfría.
De la madura edad hecha semblanza,
apenas dudo que senil alumbre
y hasta después de la existencia mía.
"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
viernes, 18 de octubre de 2013
jueves, 3 de octubre de 2013
I N C E R T I D U M B R E
"Oir la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse..."
Lope de Vega.
Especular con lo que fue certeza,
venir dudando y a la duda uncirse,
interrogar, sentir y consumirse
en esta playa plena de aspereza.
Saber que tú te ahogas de tristeza,
no encontrar el remedio y maldecirse,
querer y no poder, quedarse, irse
y en cualquier punto descubrir flaqueza.
Como Ulises, al palo estoy atado
mientras surca mi nave el peligroso
estrecho donde moran las sirenas.
Pero tu voz, en cambio, me ha faltado:
por eso, en laberinto tenebroso,
sólo el silencio abrigará mis penas.
y no poder del árbol desasirse..."
Lope de Vega.
Especular con lo que fue certeza,
venir dudando y a la duda uncirse,
interrogar, sentir y consumirse
en esta playa plena de aspereza.
Saber que tú te ahogas de tristeza,
no encontrar el remedio y maldecirse,
querer y no poder, quedarse, irse
y en cualquier punto descubrir flaqueza.
Como Ulises, al palo estoy atado
mientras surca mi nave el peligroso
estrecho donde moran las sirenas.
Pero tu voz, en cambio, me ha faltado:
por eso, en laberinto tenebroso,
sólo el silencio abrigará mis penas.
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