"Aquel cuyo nombre está escrito en el agua". Epitafio en la tumba de John Keats.
lunes, 18 de diciembre de 2017
EL TROVADOR
Yo te escribí, mi bien, porque soñaras;
te hable de mí y pretendí que vieras;
a tal afán me consagré de veras;
con ese fin ambicioné que amaras.
Un edificio de palabras claras
mi dicha te elevó. De mil maneras
encontré verbos, rimas... escaleras
para ganarte y que me conquistaras.
La voz de tu poeta fue caricia;
la pasión de su alma, ya locura.
Te pronunció el dolor y la delicia.
Todo aposté por tu mirada pura,
pues todo lo fié de mi pericia
en la estrofa de azul arquitectura.
domingo, 3 de diciembre de 2017
POETAS ROMÁNTICOS INGLESES: CANTO XXIII
Tu cuerpo sentado sobre mí, tallo
de blando bronce que mecen
las acometidas del deseo,
mientras tus muslos me atenazan
y las uvas de besos llenan mi paladar.
Tu melena sedosa, echada a un lado,
pulsa mi piel desnuda, o quizá la abanica
como hace un cortinaje movido por el viento.
Sonríes... y me disparas ese arco de perlas.
Derramas la mirada,
mojándome en un sueño
de orquídeas que fluyen,
y siento que las manos del éxtasis
tiran de tu cautivo.
Yo levanto mi vista de desterrado
del Edén, balbuceo apenas
tu nombre de vino
y quiero estrecharte contra mí,
pero tuya es la hoguera
y la iniciativa.
Ahora, en cada surco de mi ser
se planta la semilla de tus dedos
curiosos, preparando la inmediata cosecha
del frenesí, que tú sola recoges.
Sobre un océano de jadeos
nos arrojamos como pescadores.
Mis sentidos ya están cerrados
al mundo cuando escucho tu voz
de absoluta locura: "Mi Poeta... mi Poeta...".
Entonces, en tu gruta marina
se desangra mi escualo de espumas
y se agita violento,
igual que una criatura
herida por el hierro de la muerte...
Sin embargo no es la muerte,
porque después del paroxismo
de las lunas febriles, la aurora de tu rostro
se alza sobre mi arena,
no dejando resquicio para ninguna
cosa, excepto ser en ti.
lunes, 20 de noviembre de 2017
TODOS ELLOS
No hay duda de que sabes cómo acariciar
el corazón de un hombre.
Tus dedos lo rozan suavemente
y sus cuerdas oscilan,
con la timidez
de una melodía inesperada.
El pájaro derrama el canto
sobre la hierba encendida...
Sin embargo, yo soy la raya
pálida del alba
y el velo sobrecogedor de la noche.
El primer verso de un poemario
y también el último.
El actor que declama en el proscenio
al presentar la obra
y el que le pone fin, antes
de que caiga el telón.
El candor de un niño de siete años
y la decepción de un anciano
que se pisa las barbas
al andar... Dudo
que puedas amarlos a todos.
Si bien ellos viven en mí
y quisieran contarte su secreto.
viernes, 3 de noviembre de 2017
EL GORRIÓN
El ronco eco del trueno enmudece
tras la áspera muralla de las montañas.
Gotean los cabellos verdes de las espigas
en medio del vacío silencioso
abriendo una cueva en la tarde.
Los senderos del parque
urbano se han convertido
en torpe lodazal, bajo las cautelosas
pisadas de los pocos viandantes
que de nuevo se atreven a salir,
cuando la tormenta aún palpita.
Encogido sobre sí mismo,
en el ángulo de un banco encharcado,
tiembla un gorrión.
Las plumas, negras de agua,
apenas bastan para cubrir
la tierna piel, mientras respira
miedoso y jadeante.
No puedo imaginar criatura más frágil
ni más vulnerable
en todo el Universo,
precisamente ahora que las cosas
recuperan despacio la tersura
en la repuesta calma de los aires.
Pequeño hermano
indefenso, abandonado pupilo...
me llamas la atención
al mostrarme un aleteo de inquietud
sobre tu tabla precaria
y a mi mirada inspiras.
Tal vez no seamos diferentes,
pues, igual que a ti, las hostiles
tormentas de la vida me ahogaron
con su severa catarata,
con su cadena densa
de rudos eslabones,
y al contemplarte, entre ropas mojadas
y harapos de sueños, estoy mirando
al deshecho pájaro de mi mocedad,
esa triste sombra aterida
e incapaz, como tú, de emprender
a su arboleda el vuelo de retorno.
domingo, 22 de octubre de 2017
MEMORIA DE UNA NOCHE
Sobre esa piel mis manos se posaron,
los íntimos rincones recorrieron,
caliente pulpa de su fruto asieron,
eterno busto cincelar soñaron.
Bocas la carne sin cesar rizaron,
como azores en vuelo se abatieron,
con esgrima de lenguas contendieron
y en umbral delicioso se gozaron.
Aquella noche yo perdí el sentido.
Traspasé mis fronteras, fui iniciado
en los placeres de un Edén prohibido.
Y a golpes de cadera devorado,
en el amante surco introducido
sentí seísmo al varonil arado.
domingo, 8 de octubre de 2017
A SIR JOHN MOORE, MUERTO EN LA DEFENSA DE LA CORUÑA
Evoco, en vieja estampa coruñesa,
tu perfil y tu gesto, el sacrificio
llevado hasta su extremo, con oficio
de bélico lebrel mudado en presa.
El mar y el horizonte de pavesa
conjuran del olvido el maleficio.
Aquí, como cantor a tu servicio,
la palabra me alcanza y atraviesa.
¡Oh, noble hijo de la Albión, venido
a una tierra sufriente que, entre bruma,
por romper su dogal luchó sin pausa!
Honra la muerte al capitán caído
cuando a la entrega de su sangre suma
hacerla en nombre de extranjera causa.
lunes, 25 de septiembre de 2017
E N T R E A C T O
Revuelta cama. Luz en los costados
del ventanal de junio. Las estrechas
paredes del pudor. Y entre sus brechas
nuestros cuerpos, desnudos y cansados.
El desenfreno nos dejó tronchados,
cada cual en su esquina. Tú me acechas
anhelando otra vez prender las mechas
de los besos que estallan enredados.
Una caricia que me roza o gira
te basta a ti iniciar... La primavera
en mí renace con turgente flora.
La llama del placer se torna pira
y mientras, tardo, te respondo: "espera",
tu voz me incita con el dulce: "ahora...".
domingo, 10 de septiembre de 2017
POETAS ROMÁNTICOS INGLESES: CANTO XXII
En la memoria de los pájaros,
en la balada que el arroyuelo
canta entre la espesura,
en los racimos de las cerezas,
en las hogueras
que se encienden con el crepúsculo,
en la playa morada y en el taciturno
ciprés: tú ya habitabas
en ese archipiélago
mucho antes que yo te conociera.
Como en el palpitante dédalo
de las venas el perdido deseo
y en las pupilas de azabache
la mirada que alegra;
y como la acogida
en el cerco cordial de un abrazo,
así vivías, inscrita
en cada uno de los moradores
que hunden en el orbe su raíz.
Y no era la tuya una existencia desvaída
ni eco evaporándose en el silencio.
No: semejaba al calor de la profunda
Tierra, irradiando sus yemas
desde el oculto núcleo hasta los conos
de volcanes dormidos.
Pero faltaba hacerte surgir,
estrenarte en límites concretos
y encarnar el aliento de tu ferviente
alma... Camina pues, viva
antorcha, mujer de mis ensueños,
óyeme a mí, que te amo
más de lo que en mil siglos
puede lograr el don de la palabra,
y cobra cuerpo, forma, presencia,
tacto de denso encaje,
para que, ya creada, permitas
que sobre el lecho de tu cálida pulpa
mi corazón repose.
martes, 15 de agosto de 2017
EL RECUERDO
Cuando para el mortal cesa el día bullicioso
y encima de las muchas rúas de la ciudad
se abaten la translúcida sombra de la noche
y el sueño, recompensa del cotidiano afán,
es para mí el momento en que el silencio arrastra
las horas de vigilia y su tormento,
y en la inacción nocturna me oprime el corazón
la serpiente de los remordimientos.
Los sueños hierven; la angustiada mente
presa es de mil aciagos pensamientos.
El recuerdo despliega su rollo interminable
delante de mis ojos, en silencio.
Y al leer mi vida en él con repugnancia
me estremezco y empiezo a maldecir,
me quejo amargamente y vierto acerbas lágrimas,
pero las tristes líneas no puedo suprimir.
Alexander Pushkin.
(Traducción de Eduardo Alonso Luengo).
lunes, 3 de julio de 2017
LA CIUDAD
Dices: "Iré a otra tierra, hacia otro mar,
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío es aquí un fracaso
y sepultado está mi corazón.
¿Hasta cuándo este abismo mi alma cercará?
Dondequiera que vuelvo mis ojos veo sólo
las oscuras ruinas de mi vida y los días
que aquí gasté, perdí o destruí".
No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad ha de ir siempre en pos de ti. En las mismas
callejas errarás. En los mismos suburbios llegará tu vejez. Bajo los mismos techos encanecerás.
Pues la ciudad te espera siempre. Otra no busques.
No hay barco ni camino para ti.
En todo el universo destruiste cuanto has destruido
en esta angosta esquina de la tierra.
Constantinos Kavafis.
(Traducción de José Angel Valente).
lunes, 19 de junio de 2017
UNA FÁBULA
El dueño de esta rica mansión
pavimentó con oro
sus estancias, las fuentes
del jardín manaban vino
en los días de fiesta
y, cada velada, el brillo
de las gemas parecía
prologar el amanecer...
La "Ciudadela del Lujo",
la llamaban.
Para disuadir a los ladrones
o apresarlos incluso
tampoco escatimó:
alambradas, un Argos de cien ojos
y hasta hombres armados
que se relevaban en su vigilia.
El dueño se sentía satisfecho.
Pero un día
quiso salir de la casa
y no consiguió hacerlo.
No daba con la llave necesaria.
Y entonces, bajo una perla
de amarga lucidez, comprendió
que era él quien estaba atrapado.
martes, 6 de junio de 2017
CREPÚSCULO
Anochecer de estío...
En reluciente solio,
conversan las espigas
del viento al blando soplo
y hasta el nido la alondra
se dirige en retorno.
Apenas unas nubes
prestan al Sol sus copos,
mientras el valle abierto
seduce igual que un rostro
entre olivos de sueño
y caminos remotos.
Yo divago a mis anchas,
reverencial, pletórico,
como quien ha tenido
noticia de un tesoro,
huyendo de los hombres
que se aturden tediosos.
Al entrar en mi pecho
el aire, cual rescoldo,
caldea tibiamente
la celda de mis votos
y un renovado fuego
crepita en lo más hondo.
Mi corazón se llena.
Puedo ser yo, no otro.
Ahora, tu recuerdo
reviste de abalorios
esta carta sin letras
que de tu mano evoco.
Suspiro... Una promesa
hago de verte pronto.
Y entretanto mis rimas,
como fieles escorzos,
te pintarán el alma
con besos de mis ojos.
lunes, 22 de mayo de 2017
VINDICACIÓN DE MARCELA
Si hermosura me dio Naturaleza
y el ejercicio la virtud cumplida,
mi gozo de pastora recogida
encuentra en estos montes fortaleza.
Si libertad el cielo con largueza
al alma confirió, para mi vida
ennoblecer de bienes, convencida
escojo no haber dueño a mi entereza.
Mi lengua, cuando hablo, desengaña;
jamás requiebros mi razón permite,
que no se ofende al que nada espera.
Yo de los hombres quiero ser extraña
y, sin punto final que me limite,
subir mi anhelo a su mansión primera.
sábado, 6 de mayo de 2017
D E D I C A C I Ó N
Mi amada: en tu sufriente servidumbre
al cielo imploro que no estés llorosa,
que quitarle los pinchos a tu rosa
ya me define como fiel costumbre.
La única razón de cualquier lumbre
es dar luz y calor. Así, dichosa,
se consume mi entrega generosa,
vivo candil de inagotable azumbre.
Aunque pobre me ve la humana gloria,
mi sangre siempre es tuya y la sonrisa
que de mis labios encontró patrono.
Conozco tus caminos, sé tu historia:
me someto a que reines en mi brisa
para yo mismo levantarte el trono.
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